martes, 13 de septiembre de 2011

La capilla del Santo Cristo de Magallón



            La villa de Magallón celebra estos días sus Fiestas Patronales en honor al Santo Cristo con la Cruz a cuestas que se venera en la iglesia parroquial de San Lorenzo. Se trata de una imagen realizada en el siglo XVII que, habitualmente, viste túnica de color rojo y porta sobre sus hombros una cruz, dorada en 1787 por el maestro borjano Joaquín Berástegui.


            La imagen ha sido tradicionalmente el eje de la devoción de las gentes de Magallón. Inicialmente dispuso de una capilla semi-subterránea con una cúpula ciega que emerge en la parte posterior del templo.



            Pero, en el siglo XVIII, se construyó la actual capilla, una obra de singular importancia que viene a acrecentar el valor artístico de este monumento que, sin embargo, no ha recibido todavía el reconocimiento que merece, ya que no goza de ningún tipo de protección específica. No obstante, debemos destacar que, por iniciativa del ayuntamiento de Magallón se han llevado a cabo, en los últimos años, diversas obras de rehabilitación que han contribuido a poner de manifiesto el valor de un templo que reúne elementos tan importantes como la torre que formó parte del antiguo castillo; los restos conservados del ábside del antiguo templo medieval; el conjunto excepcional de la iglesia edificada en el siglo XVI, siguiendo el modelo de las llamadas “de planta de salón”; y sus retablos barrocos, entre los que destaca el retablo mayor con lienzos de Vicente Berdusán. Como resaltaron los autores de la obra Magallón. Patrimonio Artístico Religioso, publicada por el Centro de Estudios Borjanos en dos volúmenes, la capilla del Santo Cristo es, de hecho, un templo junto a la iglesia, tanto por sus dimensiones, como por su valor artístico.


            En él se puede admirar la imagen del Santo Cristo bajo un baldaquino espectacular con sus cuatro columnas de mármol negro, sobre basas de mármol gris con decoración en mármol blanco.



            Dentro del recinto se disponen otros cuatro retablos, tres de los cuales están dedicados a diversos momentos de la Pasión y son obra del escultor Agustín Vidal. Para la parte superior de la capilla, el mismo escultor realizó unos ángeles turiferarios que fueron dorados por Tomás de Goya, el hermano del gran pintor aragonés.



            Finalmente, debemos destacar la reja que cierra el acceso a ese espacio, realizada por los maestros tudelanos Xavier de Marroquín y José Matienzo en 1773. El remate de madera policromada que la remata se debe a otro artista tudelano, el escultor Antonio Ximénez.

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