lunes, 24 de octubre de 2011

Fuentes de Borja: La fuente de las Canales

            Las fuentes de agua en los cascos urbanos han desempeñado siempre una función destacada, tanto por servir para el abastecimiento de la población como por su condición de elementos relevantes del ornato de los espacios públicos.
            Durante mucho tiempo, la única fuente existente en el interior del recinto amurallado fue la de las Canales. Emplazada en la plaza del mismo nombre, sus aguas procedían del manantial de Sopez de donde llegaban, a través de una acequia descubierta, hasta un estanque del que, por medio de una tubería, se  abastecía esta fuente y a otras construidas más tarde.
            Tenemos noticia de una reparación efectuada en 1656 y otra, en 1722, que corrió a cargo de D. Juan San Gil, pero diez años después la fuente estaba arruinada y sin agua, por lo que, en 1733, fue preciso acometer con urgencia su restauración, “por ser la única fuente de la ciudad”, lo que no sólo entrañaba un grave perjuicio a sus habitantes, sino que “si hubiese algún incendio no se tendría agua con qué apagarlo”. Las obras continuaron en años sucesivos y, en 1757, se empleaban para ello unas piedras situadas en la calle Capuchinos.



            Disponemos de una antigua fotografía del siglo XIX en la que pueden apreciarse sus características originales de la fuente. En ella se ve la fuente apoyada en la fachada del edificio que, posteriormente, fue derribado para ampliar la plaza. Está construida en piedra de cantería, rematada por una moldura semicircular sobre la que se apoya un pináculo y, bajo ella, dos piedras armeras. La derecha es difícil de identificar, pero la izquierda corresponde al escudo original de la ciudad, en el que sólo figuraba el castillo sobre peñas, con dos leones adosados. Este fue el modelo habitual en todas las representaciones heráldicas de la ciudad, hasta la incorporación de la vaca, bajo el castillo. Este hecho tuvo lugar en 1692, por acuerdo municipal y tanto en el escudo de la Casa Consistorial, como en el del Pósito, se esculpió la vaca, utilizando las peñas sobre las que se sustentaba el castillo. Pero en el caso de la fuente, al igual que en el antiguo hospital quedaron las armas originales. Ello nos permite datar la obra de la fuente, con anterioridad a esa fecha.



            A comienzos del siglo XX, siendo alcalde D. Feliciano Rivas, se derribó el edificio en el que se apoyaba la fuente para ampliar la plaza, como hemos indicado. La fuente fue completamente remodelada y se decidió separarla de la medianería resultante. Además se adosaron, por su parte posterior, unos pilones para que abrevaran los animales. La decisión del alcalde fue objeto de jocosos comentarios ya que la casa contigua era suya y algunos maliciosos vecinos consideraban que el ilustre munícipe había querido evitar humedades en su propiedad. Nada más lejos de la realidad. Tampoco influyó ese hecho en la magnífica ornamentación, de gusto neoclásico, con la que se recubrió la medianería, realizada por el propio ayuntamiento. Por cierto que sin vanos abiertos en ella, por su condición de pared medianera. Los que se abrieron después, no eran legales.



            Esa nueva fuente que muchos borjanos llegaron a conocer, se constituyó en uno de los elementos identificativos de la ciudad. Solía aparecer en las postales de la época y era un elemento de referencia. En algunas de ellas, se puede ver el hermoso edificio que había al comienzo de la calle de San Francisco, con la cruz labrada en sus ángulos que fue derribado, como tantos otros edificios monumentales de nuestra ciudad, para construir otro de dudoso gusto que, además, fue ligeramente retranqueado.




            A pesar de ello, en noviembre de 1967, el ayuntamiento decidió desmontarla para ampliar el número de aparcamientos en la plaza. Sus piedras fueron amontonadas en el terreno donde más tarde se levantó la Casa Sindical. La decisión provocó el rechazo de muchos borjanos y hubo diversas iniciativas para evitar que se perdiera definitivamente. Se llegó a pensar en instalarla en el patio del nuevo instituto e, incluso, en 1978, D. Rafael Cascán se dirigió al M. I. Ayuntamiento y al Centro de Estudios Borjanos solicitando su restauración y su posible instalación en el Polígono de la Romería.
Al acceder a la alcaldía D. Luis María Garriga, manifestó su deseo de que retornara a su emplazamiento original. Más de 500 vecinos avalaron con sus firmas, en 1979, esa propuesta. Pero las buenas intenciones no llegaban a convertirse en realidad. En la Feria de Septiembre de 1980, la Peña Zauriles desfiló con una carroza en la que aparecía representada la famosa fuente y, de nuevo, el alcalde anunció que la restauración se llevaría a efecto. A finales de 1981, se nombró al concejal Sr. Madrid encargado de su rehabilitación y, por fin, en febrero de 1982, la prensa regional informó del comienzo de las obras que culminaron ese mismo año, pudiendo aparecer ya, en el programa de la feria de ese año, entre las realizaciones municipales.


La nueva fuente, tercera de las conocidas, se levantó con características muy parecidas a la anterior, aunque sin los pilones. Fue preciso rehacer algunas de sus piedras que se habían perdido, tras años de abandono.


A pesar del esfuerzo realizado para recuperarla, desde hace algunos años, por sus caños no cae ya agua y los contenedores de basura, así como los vehículos aparcados parecen sepultarla con frecuencia.



Ha llegado el momento de dignificar este monumento borjano y, al mismo tiempo, rehabilitar la medianería posterior, lo que permitiría recuperar un espacio urbano emblemático que sirve de entrada a una de las calles más bonitas de Borja.

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