domingo, 2 de septiembre de 2012

La Heráldica, una disciplina olvidada



            Recientemente tuvimos la oportunidad de visitar La Almunia de Doña Godina, una localidad situada a 40 kilómetros de Borja que conserva un significativo conjunto de edificios monumentales, entre los que destacan los que pertenecieron a la Orden de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta de la que La Almunia fue cabecera de una encomienda.





            Junto a la antigua casa conventual y los restos del antiguo hospital, que aparecen en la primera fotografía, se encuentra también la iglesia de la Orden. En todos ellos aparecen unas interesantes piezas heráldicas, algunas de las cuales han merecido la atención de los especialistas.






            Las más antiguas son las que se encuentran sobre la puerta de la casa conventual de las que, en un cartel informativo situado en la fachada, se ofrece una sorprendente explicación.





            Textualmente se señala: “Sobre el arco apuntado, dos escudos encolados: uno es el símbolo de San Juan Evangelista, el águila, y el otro una cruz blanca”. Se da la circunstancia de que esa cruz recta de plata sobre campo de gules ha sido utilizada por la Orden a lo largo de toda su historia. Es la que, en la actualidad, figura en lo que se llama “bandera de Estado” y suele aparecer en las armas de los Grandes Maestres. La confusión con la cruz de ocho puntas de plata sobre campo de gules llega al extremo de que, en un municipio cercano, se sustituyó recientemente la bandera con la cruz recta que aparecía en sus armas tradicionales por otra con la de ocho puntas, para resaltar “su relación con la Orden de Malta” de la que, también, había sido cabecera de encomienda.
            Respecto al águila, esta pieza nunca ha sido utilizada en la heráldica de la Orden, aunque sí aparece en las armas de determinados caballeros e, incluso, de algunos de sus Grandes Maestres. Nuestros limitados conocimientos en esta materia nos impiden precisar a quién pudiera corresponder, aunque es lógico suponer que fuera un personaje destacado relacionado con la época de construcción del edificio.





            En esa misma fachada aparecen estos dos escudos de los que en la cartela antes citada se afirma: “los otros dos son posteriores, corresponden sin duda a miembros de la Orden”. En esto aciertan plenamente ya que el que aparece a la izquierda de la fotografía es el del Gran Maestre Jean Parisot de La Valette.





            Jean de Valette, apodado Parisot había nacido en Quercy (Francia) en torno a 1494. Tras una brillante carrera naval fue elegido Gran Maestre en 1557. Ha pasado a la Historia por ser el artífice de la victoria durante el Gran Sitio de Malta por los turcos, en 1565. Fue el constructor de la capital de la isla, La Valetta, a la que se dio su nombre. Murió en 1568. Por lo tanto, durante el periodo en el que estuvo al frente de la Orden (1557-1568) hay que situar las obras de reforma realizadas en la casa de La Almunia.





El otro escudo plantea más problemas. En principio parece el de un comendador pues lleva en jefe la cruz recta de la Orden, como es habitual. Pero, las otras piezas son curiosas, un rastrillo de sable y un muro de oro. Hace dos años, en un blog de heráldica (http://heraldicacatalana.blogspot.com.es) se decantaban por atribuirlas a doña Ana Francisca Abarca de Bolea y de Mur, de la que afirmaban que había sido abadesa de Sigena, un monasterio femenino perteneciente a la Orden de Malta.
Al margen de otras cuestiones, entre ellas la remota posibilidad de que una abadesa adoptase en sus armas la cruz propia de los comendadores, se da la circunstancia de que doña Francisca nació en 1602 y falleció en el monasterio de Casbas, donde había profesado y del que fue abadesa, en 1685. Este monasterio era cisterciense, por lo que la citada señora no tuvo ninguna relación con la Orden de Malta. Por otra parte, no fue coetánea del Gran Maestre La Valette, por lo que es razonable suponer que las armas objeto de este comentario corresponden a un comendador de La Almunia, en el periodo comprendido entre 1557 y 1568. Si el rastrillo es el mueble propio de los Bolea, el citado comendador pudo pertenecer a esa familia.





            También son muy interesantes las armas que aparecen sobre la entrada de la antigua iglesia. En el centro se encuentra la cruz de ocho puntas (plata sobre gules) que la Orden de Malta situaba en sus templos y, en la actualidad, es el distintivo de sus obras asistenciales.
            El escudo de la izquierda es el del Gran Maestre Frey Ramón Perellós Rocafull, uno de los españoles que alcanzaron esa dignidad. Había nacido en Valencia en 1637 y fue elegido Gran Maestre en 1697, falleciendo en Malta en 1720. Por lo tanto, el periodo comprendido entre 1697 y 1720 es el que no sirve para datar el edificio.






            Los Perelló de Valencia usaban por armas tres peras de sable sobre campo de oro que son las que aparecen en el escudo de este retrato del Gran Maestre, el mismo que aparece en La Almunia.





            El otro escudo corresponde a un caballero de la Orden ya que lleva la cruz de Malta acolada, como es habitual entre sus miembros. Sin embargo, está timbrado con corona de características similares a las del Gran Maestre, algo llamativo salvo que se tratara de nobleza titulada.
            Estas reflexiones, desde la óptica de un profano en estas materias, viene a resaltar la importancia que la Heráldica tiene en los estudios históricos y artísticos y la necesidad de contar con especialistas en esta materia. Puede resultar sorprendente que no dispongamos, por ejemplo, de trabajos minuciosos sobre los armoriales de los abades de los más señalados monasterios aragoneses o, para el caso concreto que nos ocupa, sobre los comendadores de las encomiendas de la Orden de Malta, a pesar de que se conservan numerosos escudos de armas de los mismos.

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