miércoles, 26 de septiembre de 2012

Los antiguos lavaderos de Borja


            Una de las construcciones presentes en todos los municipios era el lavadero público. Los cambios experimentados en la vida cotidiana les hicieron perder su función a mediados del siglo XX. Sin embargo, en los últimos años, hemos asistido a un proceso de rehabilitación de muchos de ellos, por ser considerados elementos característicos de la arquitectura popular. Así ha sucedido en muchos municipios de nuestra comarca y, en un próximo artículo, haremos referencia a los mismos, pues es interesante destacar algunas diferencias tipólogicas en relación con los que existieron en nuestra ciudad.





            Borja dispuso de dos lavaderos, ambos sobre el río Sorbán: uno junto a la actual carretera N-122 y el otro en el barrio de Sayón. El más importante era el primero de los citados, conocido con el nombre popular de “La Callejuela”. Se trataba de una estructura de grandes dimensiones cuya planta adoptaba forma curva, siguiendo el curso del río. A diferencia de lo que ocurría en otros lugares, donde era posible lavar de pie, aquí era preciso hacerlo de rodillas sobre las losas que, desde el pavimento, llegaban hasta el río.





            Se cubría con cubierta a dos aguas, sobre cerchas de madera que se apoyaban en un lado sobre un muro corrido y, por el otro en pilares de ladrillo. Inicialmente eran de forma cuadrangular, como puede apreciarse en la primera fotografía y, posteriormente, adoptaron forma prismática tal como puede verse en esta otra y como ha llegado hasta nuestros días. Este detalle es importante, pues viene a demostrar que el empuje de la cubierta sobre los pilares provocó problemas y fue necesario reforzarlos.






            Su fachada principal se decora con un frontón triangular, formado por lamas de madera en el centro de las cuales se disponen las armas de la ciudad.
 




            Cuando el lavadero dejó de utilizarse, el edificio quedó sumido en un estado de abandono. La maleza se adueñó de su interior y perdió la cubierta de teja.







            Siendo alcalde D. Luis María Garriga se acometió su completa restauración, logrando salvar esta muestra de la arquitectura popular. Su aspecto es digno, a pesar del remate de la cubierta y de esas horribles protecciones metálicas que se colocaron posteriormente.





            Sin embargo, hay que llamar la atención sobre las nuevas amenazas que se ciernen sobre el lavadero. Como ya ocurriera en el pasado, la presión de la cubierta está incidiendo en los pilares que, como puede apreciarse en la fotografía se han fisurado, mientras las cerchas que se apoyan en ellos aparecen curvadas. Existe, por lo tanto, una amenaza más grave que la que señalamos en el campanil de la Casa Consistorial, cuando hablábamos sobre sus campanas, obligando a adoptar, en ambos casos, las medidas precisas.





            Este era el segundo lavadero de Borja, el del barrio de Sayón, de dimensiones mucho más reducidas en el que, por estar situado sobre el río, había que lavar de rodillas como el anterior.
 





            También fue restaurado y se conserva en buen estado, aunque sus paredes se han visto afectadas por las pintadas realizadas en ellas.

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