sábado, 7 de septiembre de 2013

Lápida dedicada a la toma del fuerte de capuchinos en 1812


            El antiguo convento de capuchinos desempeñó un señalado papel en dos acontecimientos bélicos. Durante la guerra de Sucesión, un grupo de voluntarios borjanos hicieron frente en esa posición avanzada a las tropas austracistas que, el 8 de de octubre de 1706, atacaron nuestra ciudad.




            Para recordar esa gesta, protagonizada por el capitán D. Benito Navarro de Egui y San Gil y 50 borjanos, el Centro de Estudios Borjanos les dedicó una lápida en el III Centenario de su gesta que fue colocada en la fachada de la antigua iglesia.



            Durante la Guerra de la Independencia el convento fue transformado en fuerte por los franceses y, en 1812, resistían en él 60 soldados del 10º Regimiento de Línea, al mando del capitán Rouillac.
            El 13 de octubre de ese año, el coronel Murcia con fuerzas de la división que mandaba el mariscal de campo D. José Joaquín Durán llegó a nuestra ciudad para intentar reducir a la guarnición francesa. Pudieron hacerse con el control del cuartel de San Bartolomé, donde había algunos soldados, pero el fuerte de capuchinos continuó resistiendo, a pesar de que fue intimada su rendición. Ante la actitud del capitán Rouillac, se inició el ataque con el apoyo de una pieza de artillería, pero nada pudieron hacer ante la decidida defensa que los franceses hicieron de su posición.
            El 16 de octubre llegó el resto de la división con dos nuevas piezas que, inmediatamente, entraron en batería. Se abrieron troneras en las tapias del convento de la Concepción y se inició un intenso fuego artillero a primeras horas de la mañana. Poco después se inició el avance de la infantería que quedó frenado en los fosos del fuerte, inundados de agua, por los disparos de la guarnición francesa.
           A media mañana el mariscal Durán ordenó construir puentes que permitieran salvar el foso, utilizando la madera que tomaron de las obras de la casa que D. Atilano Ferrández estaba edificando en la plaza del Mercado (la actual casa de Navascués). Por fín, a media tarde de ese día, el capitán Rouillac tras su heroica defensa y creyendo que no podía recibir ayuda exterior decidió capitular.  Aunque no fue la última acción de guerra en nuestra zona, los combates de ese día pusieron fin a la presencia de tropas francesas en Borja. 

           Para recordar ese hecho, el Centro de Estudios Borjanos ha encargado una lápida, de características similares a la anterior, con el texto que se reproduce. Esperamos poder instalarla en ese lugar en el transcurso de este año en el que estamos conmemorando el II Centenario de la finalización de la Guerra de la Independencia.

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