viernes, 29 de mayo de 2015

El galacho de los Fornazos



            Durante nuestro reciente desplazamiento a Boquiñeni, tuvimos la oportunidad de visitar el galacho de los Fornazos, situado en el término municipal de esa localidad, en el límite con el de Pradilla de Ebro.

            En Aragón se designa con el nombre de “galacho” a los antiguos meandros de un río que han sido abandonados al variar su curso, como consecuencia de una avenida o de la propia erosión de la corriente. En el Ebro hay varios, algunos muy conocidos, y otros menos como ocurre con éste, a pesar de que es el más próximo a nosotros. 





            El cambio que dio lugar a su formación acaeció hace más de dos siglos y tiene una extensión de unas 10 hectáreas. La mayor parte de la misma está ocupada por un carrizal, con algunas zonas de Anea. El nombre de “los fornazos” hace referencia a la elaboración de carbón natural que, antaño, se llevaba a cabo en aquel lugar.




            En 2006, la Confederación Hidrográfica del Ebro acometió su restauración, pues se encontraba muy abandonado. Fueron creados varios miradores y se instalaron paneles explicativos. Sin embargo, lo más importante fueron las labores de limpieza y la interconexión de varias balsas para facilitar la comunicación de las aguas y favorecer el establecimiento de la fauna acuática.
            Según la información que se ofrece, allí puede verse el carricero tordal, galinetas, zampullines y aguiluchos laguneros, mientras que en otoño, cuando la vegetación cambia de color, acoge a mosquiteros, escribanos y moscones. 



            Merece la pena visitar esta zona natural a la que se accede desde la carretera que sale de Gallur en dirección a Luceni. A la izquierda de la misma, está indicado el camino que conduce hasta el galacho, al que también se puede llegar desde el casco urbano de Boquiñeni. Otra visita interesante es a los sotos de la ribera del Ebro, donde hace unos años se podía ver la desaparecida barca.

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