sábado, 15 de agosto de 2015

El castillo de Magallón


            En nuestro recorrido por los castillos de la comarca, de la mano de las excelentes fotografías realizadas por Enrique Lacleta, volvemos hoy a Magallón, localidad a la que ya hicimos referencia con el artículo dedicado al interesante torreón islámico situado en las inmediaciones de su casco urbano.



Hoy vamos a hacer referencia a la torre de su iglesia parroquial, declarada Bien de Interés Cultural porque se trata de la torre del homenaje de un antiguo castillo situado en ese lugar, reaprovechada como campanario. La declaración citada afecta únicamente a la torre, aunque todo el conjunto del templo reúne condiciones suficientes para algún tipo de declaración, ya que se trata de un excepcional ejemplo de las llamadas iglesias de planta de salón, de época renacentista, con restos importantes de un templo medieval y una capilla barroca de gran belleza.




  Retomando el tema que no ocupa, debemos señalar que Magallón es la única localidad de nuestra comarca que, junto con Borja, fueron posesión de la Corona durante la mayor parte de su historia, por tratarse de dos plazas fuertes de singular importancia para la defensa de esta zona de la Raya aragonesa.
Era bien conocida la existencia de un castillo en el cerro de la Molilla, citado por Juan Bautista Labaña que visitó el lugar a comienzos del siglo XVII, durante los trabajos para la edición del primer mapa de Aragón. Entonces la fortaleza estaba ya arruinada.



          Fuimos nosotros los primeros en llamar la atención sobre la posibilidad de que la torre de la iglesia hubiera formado parte del conjunto defensivo, tanto por sus características exteriores, como por los restos encontrados en el interior, como la antigua puerta situada a la altura del órgano.



Posteriormente, fueron apareciendo datos que hacían referencia a la existencia en el mismo cerro de la Molilla de dos castillos. Así, en 2012, Álvaro Cantos Carnicer publicó en la revista Castillos de Aragón, un artículo con el título “La reforma de las fortificaciones de la frontera occidental aragonesa en los inicios de 1357 según las instrucciones generales de Pedro IV” en el que hacía alusión a esos dos castillos a los que se hace mención expresa en la documentación consultada, donde se habla de abrir una puerta en el muro que existía entre ambos. Asimismo, se señala la existencia de un foso que los separaba de la parte posterior del monte, donde se habían edificado casas que el rey mandó derribar para garantizar su mejor defensa. Probablemente, los dos castillos que aparecen en el escudo de la villa hacen referencia a esa circunstancia. 




Adosados a la torre se encuentran los restos de la cabecera de la antigua iglesia medieval, construida parcialmente  en piedra, a la que vino a sustituir en el siglo XVI la actual, aunque con la orientación invertida, de manera que el primitivo ábside se convirtió en el coro del nuevo templo, a los pies de la nave central.



En un momento indeterminado la torre del antiguo castillo quedó integrada en el templo, siendo recrecida con un cuerpo de piedra para las campanas y, posteriormente, otro de ladrillo.



En esta fotografía puede verse con claridad el citado ábside junto a la torre, constituyendo uno de los elementos definitorios del perfil urbano de la población que cuenta, como en diversas ocasiones hemos señalado, un conjunto de edificaciones de notable interés. 

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