lunes, 14 de marzo de 2016

Bolsas bordadas para cartas de amor


            Cuando no existían los actuales medios de comunicación, solía ser habitual que las parejas de enamorados se enviaran periódicas cartas que conservaban cuidadosamente atadas como precioso testimonio de cariño.

            No era infrecuente que, en lugar de formar con ellas un pequeño mazo, ceñido por una cinta de seda, fueran introducidas en unas bolsitas primorosamente bordadas, de las que ofrecemos aquí una pequeña selección de las encontradas en un archivo borjano.





            Todas ellas corresponden a los últimos años del siglo XVIII y los primeros del siglo XIX, y llaman la atención por la calidad de sus bordados sobre seda y la variedad de sus diseños.




            En general, se encuentran muy bien conservadas y, junto a su belleza, su interés radica en su condición de testimonio de una época y el simbolismo que encierran, como entrañables depósitos de los sentimientos de quienes intercambiaron las misivas que guardaron durante muchos años.

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