jueves, 8 de septiembre de 2016

Gran afluencia en el homenaje a Javier de Pedro





            Las amplias instalaciones del Espacio “Javier de Pedro” resultaron insuficientes para acoger al numeroso grupo de familiares y amigos que, en la tarde del pasado martes, asistieron en Añón a la inauguración de la exposición “Autorretrospectiva”, organizada como homenaje a ese gran artista aragonés que vivió y soñó sus últimos años a la sombra del Moncayo.






            Situado en las afueras de la población, en medio de un bello entorno natural en el que no falta una pequeña viña, rodeada por un cercado de piedra, el edificio fue diseñado y decorado por su hijo Ramón y allí, en la gran sala que utilizó como estudio, se mostraban una serie de autorretratos que fue realizando a lo largo de su trayectoria artística.





            Entre ellos destacaba su última obra, en la que vestido de un blanco refulgente contempla la gran mancha negra de la que va alejándose. Pero, había otros pertenecientes a diferentes etapas en los que se constata la calidad del trabajo de un artista que se enfrentó a muchas cosas y que encontró, a través de su pintura, el cauce adecuado para manifestar ese inconformismo que, en gran medida, marcó su vida.






            En una de las paredes destacaba ese gran lienzo dedicado a la familia real, cargado de simbolismos, que mereció en su momento la atención de algunos medios de comunicación social y en el que el artista, evocando otros precedentes aragoneses, no quiso ser crítico sino testigo de la realidad del momento histórico que le tocó vivir.




            Ramón de Pedro, impulsor de esta iniciativa y continuador de los proyectos de su padre, le dedicó unas emocionadas palabras, mientras que también hubo acompañamiento musical a esta inauguración que, ante todo, fue la ocasión propicia para que muchas personas dejaran constancia, con su presencia, del afecto y cariño hacia el gran pintor desaparecido.

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