En los
últimos tiempos, un grupo de historiadores catalanes han emprendido un proceso
de revisionismo histórico en el que pretenden poner de manifiesto las numerosas
falsificaciones que la historiografía “castellana” ha venido realizando desde
hace siglos. Gracias a sus investigaciones, hemos podido saber ahora que
personajes como Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Jesús o el propio
Cristóbal Colón habían nacido, en realidad en Cataluña. Ni que decir tiene que
estas tesis no son tomadas en consideración por el resto de profesionales, ya
que suelen ser consideradas como exponente de ese catalanocentrismo que parece
haberse adueñado de nuestra vecina comunidad. Sin embargo, sus trabajos también
pretenden llamar la atención sobre otros procesos de silenciación sistemática
respecto a cuestiones tan relevantes como la participación de Aragón en el
descubrimiento del Nuevo Mundo.
En
relación con este asunto, acabamos de encontrar un artículo de D. Josep Barba i
Raventós en el que plantea la hipótesis de que el famoso navegante portugués
era, en realidad, oriundo de nuestra comarca.
Fernando
de Magallanes ha pasado a la Historia como un marino portugués, nacido hacia
1480 en Sabrosa, que al servicio de la Corona española emprendió una expedición
en busca de las islas de las especias que terminaría convirtiéndose en la
primera circunnavegación al globo.
La
expedición, reunida en Sevilla, partió de Sanlúcar de Barrameda el 20 de
septiembre de 1519, al mando de Magallanes. Tras descubrir el estrecho que
lleva su nombre, se adentraron en el Pacífico, llegando a Filipinas en 1521. En
la isla de Mactán murió Magallanes en un enfrentamiento con los indígenas,
asumiendo el mando de la expedición Juan Sebastián de Elcano quien, tras múltiples
penalidades, pudo retornar a Sanlúcar el 6 de septiembre de 1522, a bordo de la
nao Victoria, con sólo 18 hombres,
dando fin de este modo a una impresionante gesta naval.
Hasta
aquí, la versión oficial. Sin embargo, la tesis de D. Josep Barba que, para
mejor comprensión, expone también en aragonés, sugiere la posibilidad de que
Magallanes se llamara en realidad Fernando de Magallón y no fuera portugués, sino
descendiente de la localidad aragonesa de Magallón, bien directamente o a
través de alguna de sus ramas establecidas en Tudela o San Adrián, algunos de
cuyos miembros destacados cita como relacionados con América.
Entre
las pruebas que aduce figura en el que la localidad de su supuesto nacimiento
en Portugal, Sabrosa, no existió hasta el siglo XIX y la propia firma del
navegante en la que lee “Magallón” en lugar de “Magallanes”. Otros aspectos a
favor como la existencia del topónimo “Magallón” en Filipinas, asociado a “Borja”
e incluso a “Moncayo”, son aún más discutibles ya que los hemos estudiado, con
anterioridad, y probablemente fueron adjudicados por misioneros llegados desde
nuestra comarca en épocas muy posteriores.
El
autor no pretende ser rotundo, sino que, al difundir estos datos, intenta
suscitar el interés de otros investigadores hacia un análisis más riguroso en
esta dirección.
Comoquiera
que en Borja residió también otra rama de la familia, que él desconoce, e
incluso existe una calle a ellos dedicada, nos sumamos con entusiasmo a su
propuesta, ante la posibilidad de que podamos competir con otras localidades a
la hora de establecer su lugar de nacimiento. Llevamos la ventaja de que
cambiando la “O” por una “A”, ya tendríamos una calle en su honor.
Estamos
seguros de que la historia de Magallón que, propiciada por el Ayuntamiento de
esa villa, va a publicar este año la Institución “Fernando el Católico” (en la
que no hemos tenido la más mínima intervención), resolverá todos estos
interrogantes y dedicará especial atención a uno de los linajes más importantes,
oriundo de esa localidad. Ironías aparte, sí que es necesario dar a conocer la
historia de estos “Magallón” aunque el navegante portugués no fuera miembro de
esa familia.
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