domingo, 26 de marzo de 2017

Libros recibidos 81



         Una de las empresas científicas más importantes de los últimos años ha sido la publicación de las actas de las cortes aragonesas, fruto del esfuerzo realizado por el Grupo de Investigación CEMA de la Universidad de Zaragoza. La mayor parte de los volúmenes editados están disponibles en nuestra biblioteca, a la que ahora nos han llegado los dos del tomo XI, correspondientes a las Actas de las Cortes de Zaragoza de 1451-1454.
         La información contenida en los mismos es de singular interés. Convocadas por el hermano de Alfonso V, Juan, rey de Navarra y lugarteniente general de Aragón, a ellas asistieron representantes de Borja. Alfonso V residía en Nápoles y el futuro Juan II de Aragón se enfrentaba a varias amenazas. En primer lugar, el problema con su hijo el príncipe de Viana y la guerra civil navarra; en segundo lugar, sus propios desencuentros con las Cortes aragonesas. A ello, había que sumar una guerra larvada con Castilla, a pesar de la paz firmada en 1436, que se tradujo en una serie de “cabalgadas” desde el otro lado de la frontera, que obligaron a reforzar los castillos de la raya aragonesa.
         Precisamente, esa situación es la que nos proporciona una interesante información sobre las fortificaciones de nuestra zona que, en cierta medida, vienen a modificar nuestra percepción anterior.

         Así, por ejemplo, cuando se toma la decisión de enviar un determinado número de ballesteros a algunos castillos, se cita a los de Ferrera y Ferrellón, el primero de los cuales considerábamos abandonado tras la guerra de los dos Pedros en la centuria anterior. Allí se mandan 8 ballesteros que quedan bajo el cuidado del Justicia y Jurados de Borja. Otros ballesteros pasan a reforzar los castillos de Trasmoz, Calcena, Purujosa, Vera, Alcalá, Añón, Mallén y Tabuenca. Su número siempre es muy reducido: 2 en Tabuenca, al cuidado de la abadesa de Trasobares, 8 en Mallén, a disposición de Juan Pérez Calvillo, o 2 en Añón. Por otra parte, en un momento determinado se ordenó reclutar 60 peones en el “río de Borja” para socorrer el lugar de Villarroya.
         En una de las cabalgadas protagonizadas por los castellanos fue capturado el “bachiller de Ágreda”, siendo encerrado en el castillo de Añón, desde donde las Cortes pretendieron enviarlo para su custodia a Borja.
         Otras informaciones que nos proporcionan las actas hacen referencia a sucesos acaecidos durante ese período, como el asalto llevado a cabo, en diciembre de 1452, por parte de 17 jinetes apostados en la “val de Pedrola”, en el que capturaron a una recua de acémilas de Borja, con 33 hombres y toda la carga. Desde nuestra ciudad salieron a perseguirlos, alcanzándolos dentro del reino de Navarra, donde fueron de nuevo capturados, por lo que las Cortes pedían al rey que los liberara y restituyera a los de Borja todo lo robado.
         En 1453, Manuel Bon, comisario real, entró en la granja de Muzalcoraz y descerrajó el granero, apoderándose de 96 cahices de trigo que llevó a Mallén, so pretexto de que el abad de Veruela no pagaba los derechos de cena real, dando lugar a la reclamación de este último.
         También se da noticia de los disturbios protagonizados por los habitantes de Añón, por lo que, ante el temor de que puedan poner en peligro el castillo de esa localidad “que está casi en la frontera de Castilla”, mandan a unos representantes a ocuparlo.
Queda constancia asimismo del traslado del príncipe de Viana desde su prisión en el castillo de Mallén, al de Monroyo, mandan ocupar el castillo, o a la presencia en Borja, en 1452, de dos “cullidores”, con un sueldo de 210 solidos.

Finalmente, reseñamos el nombre de Simón de Setiembre, alcaide del castillo de Purujoa en 1453 y la actuación de “uno de Fuendejalón”, pasado al bando castellano, que por haber entrado en el reino en una cabalgada fue castigado por el rey de Navarra.



         De la Institución “Fernando el Católico” hemos recibido la cuidada edición facsimilar de Os nenos, la primera obra literaria del gran polígrafo gallego José Figueira, publicada por vez primera en 1925 y reimpresa en 2015, con ocasión del Día das Letras Galegas, con ilustraciones de David Pintor. De esta edición del Consello da Cultura Galega se hicieron 500 ejemplares numerados, presentados en un estuche de tapas rígidas.



         También nos han remitido la obra Sakkara, una recopilación de relatos de Teresa Garbí, editados por Espuela de Plata, en 2015. La autora es natural de Zaragoza y en esa ciudad cursó estudios de Filología Románica y, posteriormente, de Bellas Artes en Barcelona, habiendo publicado varias obras de ficción y un ensayo sobre Mujer y Literatura, así como otros libros adaptados a los alumnos de Enseñanza Media. 

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