lunes, 23 de octubre de 2017

Efemérides del 23 de octubre


El 23 de octubre de 1703 nació en Mallén D. Diego Rafael Garcés del Garro y Martínez de Eulate. Su padre D. Diego Garcés del Garro pertenecía a una de las familias más distinguidas de la villa. Siendo muy joven sentó plaza en los Reales Ejércitos, como cadete del Regimiento de Caballería de Andalucía. En 1730 se casó con Dª. Micaela Navarro, que era natural de Añón y murió muy pronto. El 11 de julio de 1748 volvió a contraer matrimonio con Dª Gertrudis de Ochoa, natural de Nájera, de la que tuvo un hijo. Fue regidor y síndico procurador, haciéndose cargo del gobierno municipal durante los años 1734, 1737 y 1743. Falleció el 14 de enero de 1753 y todavía se conserva la casa familiar que está situada precisamente en la calle que lleva su nombre.




El 23 de octubre de  1731 vistió el hábito dominico en el Real Convento de Predicadores de Zaragoza fray Domingo Manuel Gascón, que aunque nacido circunstancialmente en Cortes, en 1718, pertenecía a una familia de Mallén, localidad en la que residió hasta abrazar la vida religiosa. Fue prior del convento de San Pedro Mártir de Borja y calificador del Santo Oficio en Aragón. Gozó de reconocido prestigio como orador sagrado, dejando varios tomos manuscritos de sermones. Murió en Zaragoza en 1772.



El 23 de octubre de 1835 se celebró por vez primera la fiesta de la Purísima votada en Bureta.  El año anterior la localidad se había visto afectada por una epidemia de cólera. Allí se encontraba residiendo D. Mariano de los Dolores López Fernández de Heredia y Azlor, VII conde de Bureta, con su esposa Dª María Ignacia de Suelves, que habían abandonado la capital aragonesa, huyendo precisamente del contagio. Cuando la epidemia hizo acto de presencia en Bureta, los condes se desvivieron atendiendo a los afectados, distribuyendo alimentos y trayendo desde Borja a dos franciscanos para prestar auxilios espirituales a los moribundos. Cuando cesó la enfermedad propuso al ayuntamiento hacer un voto a la Purísima Concepción, en virtud del cual se comprometían a celebrar perpetuamente una fiesta anual cada 23 de octubre, en acción de gracias por haber sobrevivido al contagio. El acuerdo fue aprobado por el concejo y firmado, en presencia del Santísimo Sacramento, por el ayuntamiento, los condes y todo el vecindario, debiendo ser resaltado el hecho de que lo han cumplido hasta nuestros días, cosa que no ocurre en otras localidades, donde probablemente no se tiene conciencia de a qué obliga un voto perpetuo.



El 23 de octubre de 1848 D. Juan Antonio Milagro y Milagro se puso al frente del levantamiento contra el gobierno moderado en el Partido Judicial de Borja, aunque fracasó teniendo que huir a Francia sus protagonistas o permanecer escondidos hasta la publicación de un decreto de amnistía.
Había nacido en Ainzón y estaba casado con Dª. María Antonia Ferrández Echeverría, hija del borjano D. Atilano Ferrández y Fernández de Heredia. Fue propietario del lugar de Huechaseca, un coto redondo fundado por su abuelo D. José Pérez, al haber obtenido el privilegio para segregarlo del monte propio de Ainzón. Magistrado de profesión, D. Juan Antonio Milagro desarrolló una intensa actividad política en las filas del Partido Progresista, siendo amigo personal de D. Baldomero Espartero. Diputado Provincial por Borja, en 1836 fue elegido Diputado a Cortes por Zaragoza, siendo reelegido en 1839, 1840, 1841 y 1843. El 1 de diciembre de 1843, el gobierno lo nombró Senador, cargo al que renunció alegando su mal estado de salud.

Sus supuestas dolencias no fueron obstáculo para que en 1848 encabezara la sublevación antes citada y la de julio de 1845, en este caso con el triunfo de los progresistas y cuando Espartero viajó a Madrid, para hacerse cargo del poder, se alojó en Huechaseca. En las elecciones celebradas ese año D. Juan Antonio Milagro volvió a ser elegido Diputado por Zaragoza, en la misma candidatura que Espartero. Al morir, sus restos fueron sepultados en la pequeña iglesia de Huechaseca, de donde fueron exhumados no hace muchos años.



El 23 de octubre de 1854 nació en Larrés (Huesca) D. Pedro Ramón y Cajal, hermano del Premio Nobel D. Santiago Ramón y Cajal. Dos años menor, estudiaron juntos el bachillerato en Huesca, pero al ser suspendido Pedro en el examen final de grado, no se atrevió a volver a casa y huyó a Francia. En Burdeos se embarcó como grumete en un mercante que zarpó rumbo a la Argentina, de donde pasó a Uruguay, terminando en las filas de una partida revolucionaria en la que llegó a alcanzar notoriedad, aunque la aventura pudo costarle cara, ya que al ser capturado por las tropas gubernamentales se libró de la ejecución por su corta edad.

Al regresar a España reanudó sus estudios, obteniendo el grado de Licenciado en la Facultad de Medicina de Zaragoza el 17 de octubre de 1881, tras haber cursado la carrera con excelentes calificaciones.



Ejerció la profesión en el ámbito rural, primero como médico de La Almolda, entre 1881 y 1885, y luego de Fuendejalón, donde estuvo dese 1885 a 1888. En esta localidad comenzó a preparar las oposiciones convocadas para cubrir la plaza de Director de Trabajos Anatómicos de la Facultad, que logró aprobar en 1890, año en el que obtuvo el grado de Doctor, con una tesis sobre “Investigación de Histología comparada de la visión en diversos vertebrados. Cinco años después alcanzó, por oposición, la plaza de catedrático de Histología de la Facultad de Medicina de Cádiz y, en 1889, pasó a la de Zaragoza como catedrático de Obstetricia y Ginecología.
Mantuvo siempre una relación entrañable con su hermano con el que compartió trabajos y descubrimiento, sintiéndose partícipe de los triunfos de D. Santiago que le llenaban de satisfacción.

Fue miembro de numerosas academias y sociedades científicas, entre ellas la Real Academia de Medicina de Zaragoza, cuyo discurso de ingresó trató sobre “Las fiebres de Malta en Aragón”, siendo preciso recordar que fue en Fuendejalón donde llevó a cabo el descubrimiento que permitió identificar las fiebres ondulantes, endémicas en nuestra zona, con la fiebre de Malta. También fue elegido Presidente del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza y concejal del ayuntamiento de la capital aragonesa en la que falleció el 10 de diciembre de 1950.



El 23 de octubre de 1936 fueron asesinados en Manzanares los beatos José Mª de Jesús y María Cuartero Gascón y Tomás del Santísimo Sacramento Cuartero Gascón. Ambos eran hijos de Tomás Cuartero y Braulia Gascón. Tomás había nacido en Tabuenca el 22 de febrero de 1915 y José María lo hizo el 24 de abril de 1918. Cuando Tomás tenía 14 años fue enviado al seminario menor de Belchite, perteneciente a la archidiócesis de Zaragoza de la que, en aquellos momentos, dependía  Tabuenca. Allí permaneció un año, ya que durante el curso académico de 1929-1930, tras una misión predicada por los PP. Pasionistas, decidió continuar los estudios en el colegio que esa orden tenía en la capital aragonesa al que también se incorporó su hermano con once años. Desde allí pasaron al noviciado de Corella, donde profesaron, siendo enviados después al convento de Daimiel (Ciudad Real) para estudiar Filosofía. Allí les sorprendió la Guerra Civil y el 21 de julio de 1936, fueron expulsados del convento y se les comunicó que podían abandonar la localidad.

            Así lo hicieron en pequeños grupos, pero desde Daimiel avisaron a las estaciones siguientes donde fueron detenidos. Concretamente, los hermanos Cuartero Gascón fueron interceptados en Manzanares, junto con otros 12 alumnos, y el 23 de julio los fusilaron. Sorprendentemente no murieron todos. Tanto Tomás como José María sobrevivieron con gravísimas heridas. Fueron llevados al hospital, donde padecieron horribles sufrimientos ya que José María tenía un tiro en la boca y a Tomás se le infectaron las heridas. Por otra parte, las vejaciones sufridas fueron constantes. Los milicianos que les vigilaban les amenazaban con sus pistolas, diciéndoles que los iban a matar. Finalmente, el 23 de octubre de 1936, fueron sacados del hospital y nuevamente fusilados. José María había cumplido en abril los 18 años y su hermano tenía 21. El 1 de octubre de 1989, San Juan Pablo II los beatificó en Roma, junto con sus compañeros mártires, con la denominación de “Beatos Mártires Pasionistas de Daimiel”, fijando su fiesta litúrgica el 24 de julio, fecha en la que fueron ejecutados la mayor parte de ellos.

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