miércoles, 13 de diciembre de 2017

Donación de varias obras del gran pintor Juan Ángel Gómez Alarcón


         Ayer visitó la Casa de Aguilar D. José del Barrio Gómez, nieto del ilustre pintor y magistrado D. Juan Ángel Gómez Alarcón, del que el Centro de Estudios Borjanos publicó en 2012 el documentado estudios del Dr. D. Juan Carlos Martínez Calahorra sobre su vida y su obra. Queremos recordar que D. D. Juan Ángel Gómez Alarcón estuvo destinado en Borja, como Juez de Primera Instancia, entre 1926 y 1931, dejando una profunda huella y volvió a aquí tras su retorno del exilio.

         D. José del Barrio vino acompañado por D. Francisco Carbó Pellicer, hijo de Dª. María Luisa Pellicer Martínez y nieto de D. Vicente Pellicer Aragón, residente en Magallón y casado con Dª. María Martínez Jerez, hermana de la mujer de Gómez Alarcón. Ambos posaron junto a algunas de las obras de Gómez Alarcón que sus nietos nos habían donado con anterioridad.




         En esta ocasión D. José nos entregó tres nuevos óleos y otros tantos dibujos que recibió el Presidente de nuestro Centro, agradeciendo de manera efusiva este gesto que enriquece el patrimonio cultural de Borja, ya que viene a sumarse a las obras que ya se conservaban en la Casa de Aguilar y a la importante colección existente en la Casa Consistorial.



         Entre los lienzos destaca este óleo fechado en Borja el 2 de abril de 1929, en cuya parte posterior, aparece rotulado como “Contraluz de mañana”.



         De su época de alumno de Muñoz Degrain es este otro de 19 de junio de 1918, rotulado como “Carretera de Hortaleza. Sol de tarde”.



         De Borja pasó destinado al Juzgado de Riaza y en esa ciudad segoviana continuó pintando. A esa etapa pertenece el titulado “Tarde de diciembre”, fechado el 8 de diciembre de 1924.





         Junto con los óleos nos ha donado estos dibujos, realizados durante una etapa especialmente dolorosa de su vida, la del exilio en Francia. Ya teníamos dos realizados en el campo de Argelès-sur-Mer donde estuvo internado. Estos son posteriores, de finales de 1946, cuando residía en Saint-Estève. Tanto en un lugar como en otro, utilizaba lápices de colores, dado que no disponía de pinturas al óleo. Algunos de esos lápices se los había facilitado inicialmente un oficial alemán que admiraba su trabajo. Todas las obras que acabamos de recibir y que agradecemos sinceramente, figuran reseñadas y reproducidas en la obra del Dr. Martínez Calahorra, a la que antes hemos hecho referencia.

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